VISION DIVINE "The Perfect Machine"
(Scarlet / Goi Music)
Nos encontramos ante el más destacado y completo de los cuatro álbumes lanzados hasta la fecha por esta formación italiana, nacida a principios de siglo a la sombra de grupos como Rhapsody y Labyrinth. Sin duda, en mi modesta opinión, Vision Divine han sabido evolucionar y crecer con mucho mejor criterio y sentido que sus paisanos antes citados. Con la entrada en la formación, ya en su anterior trabajo “Stream Of Conscuences”, del vocalista Michele Luppi la banda se quitó el estigma Rhapsody que tenía con Fabio Lione, y además su sonido se ha ido puliendo en torno a la figura del guitarrista ex de Labyrinth Olaf Thorsen, que ya abandonó su anterior grupo hace unos años centrándose exclusivamente en su actual criatura. Además de estos dos elementos fundamentales, nos encontramos con una poderosa base rítmica formada por el batería Matteo Amoroso y por el bajista Andrea Tower Torricini, y con un espectacular protagonista encargado de las teclas como es el ex Eldritch Oleg Smirnoff. Todo esto bajo la producción de un Timo Tolkki que parece querer recuperar el tiempo perdido estérilmente no hace demasiado, y que en este disco hace una gran labor manejando los botones. El trabajo en sí es una obra conceptual, una historia sobre el descubrimiento de la inmortalidad y lo poco reconfortante y aburrida que resulta para al final volver al estado inicial de las cosas. En cuanto a la música, aun conservando bases power metaleras en algunas fases, el sonido se adentra en terrenos más progresivos, pero muy, muy melódicos, sobre todo por la voz de Michele Luppi (que recientemente ha publicado un buen disco en solitario lleno de hard A.O.R.) y por las teclas de Smirnoff, dando unos toques muy Royal Hunt, Conception en bastantes fases de la obra, y con algún ramalazo más Stratovarius como en la inicial que da título al disco. “1st Day Of A New Never-Ending Day” ya tiene ese aire más sinfónico, con una buena entrada de teclados que desemboca en una interesante composición en la que se mezcla la pedazo de voz de Luppi con unos grandes arreglos. Más cañera comienza “The Ancestors’ Blood”, muy a lo Royal Hunt más acelerados, con buenos cambios de ritmo. Con “Land Of Fear” llegan a la cima, un buenísimo tema más melódico, directo y hard rockero en el que se sale el señor Luppi junto a los coros del resto de la banda, con un pegadizo estribillo y unos muy buenos arreglos de guitarra; me recuerda incluso a los Shotgun Symphony de Traci White. No se olvidan del power más acelerado con “God Is Dead”, pero bien hecho, sin saturar demasiado. Se relajan bastante en “Rising Sun”, un buen medio tiempo donde de nuevo voz y teclas están en su máximo esplendor, y a continuación con “Here In 6048” de corte más progresivo comenzando en plan balada y acabando un deshilachada con la exhibición instrumental de los músicos a base de cambios de ritmo. Nuevo acelerón de la mano de “The River”, la que más recuerda a la primera etapa de la banda en algunas fases, y que cumple dentro de la obra. Una obra cuyo capitulo final, “Now Thar You’ve Gone” no es excesivamente brillante y se hace algo aburrida en sus seis minutos de duración dejándonos un poco a medias para cerrar el disco. En cualquier caso un trabajo recomendable, sobre todo por la voz de Michele Luppi, no le perdáis de vista.
Nos encontramos ante el más destacado y completo de los cuatro álbumes lanzados hasta la fecha por esta formación italiana, nacida a principios de siglo a la sombra de grupos como Rhapsody y Labyrinth. Sin duda, en mi modesta opinión, Vision Divine han sabido evolucionar y crecer con mucho mejor criterio y sentido que sus paisanos antes citados. Con la entrada en la formación, ya en su anterior trabajo “Stream Of Conscuences”, del vocalista Michele Luppi la banda se quitó el estigma Rhapsody que tenía con Fabio Lione, y además su sonido se ha ido puliendo en torno a la figura del guitarrista ex de Labyrinth Olaf Thorsen, que ya abandonó su anterior grupo hace unos años centrándose exclusivamente en su actual criatura. Además de estos dos elementos fundamentales, nos encontramos con una poderosa base rítmica formada por el batería Matteo Amoroso y por el bajista Andrea Tower Torricini, y con un espectacular protagonista encargado de las teclas como es el ex Eldritch Oleg Smirnoff. Todo esto bajo la producción de un Timo Tolkki que parece querer recuperar el tiempo perdido estérilmente no hace demasiado, y que en este disco hace una gran labor manejando los botones. El trabajo en sí es una obra conceptual, una historia sobre el descubrimiento de la inmortalidad y lo poco reconfortante y aburrida que resulta para al final volver al estado inicial de las cosas. En cuanto a la música, aun conservando bases power metaleras en algunas fases, el sonido se adentra en terrenos más progresivos, pero muy, muy melódicos, sobre todo por la voz de Michele Luppi (que recientemente ha publicado un buen disco en solitario lleno de hard A.O.R.) y por las teclas de Smirnoff, dando unos toques muy Royal Hunt, Conception en bastantes fases de la obra, y con algún ramalazo más Stratovarius como en la inicial que da título al disco. “1st Day Of A New Never-Ending Day” ya tiene ese aire más sinfónico, con una buena entrada de teclados que desemboca en una interesante composición en la que se mezcla la pedazo de voz de Luppi con unos grandes arreglos. Más cañera comienza “The Ancestors’ Blood”, muy a lo Royal Hunt más acelerados, con buenos cambios de ritmo. Con “Land Of Fear” llegan a la cima, un buenísimo tema más melódico, directo y hard rockero en el que se sale el señor Luppi junto a los coros del resto de la banda, con un pegadizo estribillo y unos muy buenos arreglos de guitarra; me recuerda incluso a los Shotgun Symphony de Traci White. No se olvidan del power más acelerado con “God Is Dead”, pero bien hecho, sin saturar demasiado. Se relajan bastante en “Rising Sun”, un buen medio tiempo donde de nuevo voz y teclas están en su máximo esplendor, y a continuación con “Here In 6048” de corte más progresivo comenzando en plan balada y acabando un deshilachada con la exhibición instrumental de los músicos a base de cambios de ritmo. Nuevo acelerón de la mano de “The River”, la que más recuerda a la primera etapa de la banda en algunas fases, y que cumple dentro de la obra. Una obra cuyo capitulo final, “Now Thar You’ve Gone” no es excesivamente brillante y se hace algo aburrida en sus seis minutos de duración dejándonos un poco a medias para cerrar el disco. En cualquier caso un trabajo recomendable, sobre todo por la voz de Michele Luppi, no le perdáis de vista.
Mariano Palomo
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